lunes, 10 de marzo de 2014

No creo en la casualidad, pero si en la causalidad. 

Con ganas siempre de empezar un blog y sin atreverme, ha bastado que una tarea para un ciclo formativo iniciara este. Empezarlo es "fácil", aunque mantenerlo es otra cosa. El tiempo lo dirá. 
Gracias Arturo. 

martes, 4 de marzo de 2014




Organización del tiempo

El tiempo en la Escuela Infantil es un agente motivador y estimulador en los aprendizajes, por lo que a la hora de planificarlo es importante que dé respuesta a una intención educativa. Viene marcado por los ritmos biológicos del sueño, alimentación e higiene. Además, en cada niño las necesidades son diferentes.
Las rutinas tienen que adaptarse al niño, y no al revés; por lo que una correcta organización temporal requiere sobre todo:

· Flexibilidad para adecuarse a los ritmos.
· Estar en relación directa con las necesidades de los alumnos.
· Respetar los ritmos biológicos.


Por eso, en nuestra organización se han de tener en cuenta aspectos como:
· La manera global de percibir la realidad.
· La importancia de marcar referencias temporales que orienten al niño.
· La necesidad de juego que tienen los niños como medio para explorar y descubrir el entorno.
· La necesidad de alimentación y sueño.

Establecer un orden en la secuencia de rutinas, ayuda a los niños a tener marcos de referencia espacio-temporales que les proporcionen seguridad. De acuerdo al contexto en el que se enmarcan, las situaciones fundamentales a la hora de crear rutinas son: la alimentación, la higiene, el descanso y la entrada y salida de la escuela infantil. En este periodo (de adaptación) la organización temporal resulta relevante.
Durante 15 días, aumentar el tiempo paulatinamente (primer día media hora, el segundo 1 hora,etc), recordando que al final el peque no debe estar ocho horas continuadas y los papás y mamás pueden permanecer en el aula reduciendo el tiempo de permanencia progresivamente.







La organización del espacio y de los materiales

¿Cómo perciben los niños el mundo?, ¿Cuál es su perspectiva?, ¿Qué les llama la atención?, ¿Qué les estimula?...en fin, podemos plantearnos muchas preguntas que resolveremos simplemente poniéndonos en su lugar.
Los distintos espacios han de cubrir las necesidades básicas de los niños: fisologicas, de movimiento, de afecto, de autonomía, de socialización y de descubrimiento del mundo.
En este caso me lo planteo así:
Para los niños de 3 a 6 meses, el aula debe proporcionar espacios para ver y explorar libremente los objetos desde las posiciones acostado o sentado. Así debe  haber una zona de alfombra de material cálido, antialergénico, colchonetas duras o tatami (1,20m x1,60m) para jugar y observar apoyados en cojines y almohadones y otra zona para jugar sentados en hamaquitas.
Esta zona deberá contar con  “mantas de actividad”, móviles colgados y objetos diversos para tocar, morder, por ejemplo, sonajeros, mordedores, muñecos de trapo, pelotas de colores vivos con propiedades sonoras y fáciles de coger para el bebé.
Para los niños  de 7 a 12 meses, todo el espacio del aula es zona de exploración, reptación, gateo, por lo que debe ser diáfano y estar libre de mobiliario u objetos grandes que entorpezcan la movilidad. Suelo cálido pero duro.
En el aula, dispondremos de un espejo grande (2m x 1,60) pegado a la pared y a ras del suelo, para que el niño pueda verse y ver a los demás, delante podemos colocar una colchoneta dura o tatami. 
Colocar barras, una paralela al suelo  y otra de forma perpendicular al espejo (interactuarían entre ellos)

Debemos disponer de armarios y grandes contenedores o cestos para guardar los materiales después de la actividad.
Y también debemos incorporar elementos grandes (bloques de goma, espuma de diversas formas y colores) para explorar y ejercitar movimientos así como para balancearse sólos o con la educadora. También hay que proporcionar espacios para gatear, entrar, salir (una caja de madera grande de unos 18 cm de altura en la que puedan bajar, subir, meterse sorteando el lateral…



Habremos de contar también con botes transparentes que contengan botones grandes, bobinas de hilo…que hagan ruido e inviten a sacarlos y meterlos de nuevo, cajas con distintos tipos de cierre, pelotas de diversos tamaños y texturas…paneles de manipulación sujetos a la pared, objetos con ruedas, etc.
También es importante tener en cuenta espacios como la parte alta de las paredes o incluso el techo: el bebé pasa mucho tiempo tumbado y esto supone que su campo visual abarque estas zonas, las podemos decorar con grandes dibujos con colores y jugar con  grandes contrastes.

Tener un espacio para la actividad motriz pasiva que realiza individualmente con la educadora o educador, también es importante, para ello dispondremos de una mesa recubierta de material cálido y antialergénico de 1m x 1,20.
Este aula deberá estar dotada de espacios destinados a:
Aseo: Donde desarrollar hábitos de higiene y favorecer los juegos con el agua, donde se dispondrá de mueble cambiador, mueble con casillas, barra con colgadores y contenedor de pañales
Zona de comida: En la que se preparan los biberones y papillas de los más pequeños y que dispondrá de calientabieberones, estilirilizador, tronas, menaje y un armario.
Descanso: Lejos de la zona de actividad en la que habrá 8 cunas con sus colchones, sábanas,etc.
Espacio Exterior (patio): un área amplia, libre y con zonas verdes











Objetivos del periodo de adaptación

Debido a este caso en concreto, en el que los niños son muy pequeños, irán, en su mayoría, enfocados a lo que pretendemos en relación con las familias.

Adecuar al niño al centro escolar de un modo positivo
Crear un clima de seguridad y afecto
Compartir información relevante entre las familias
Conocer la escuela y su funcionamiento
Facilitar el paso del ambiente familiar al escolar
Participar en el proceso de adaptación siguiendo las indicaciones de la educadora

viernes, 28 de febrero de 2014

Y si me encuentro en un aula de unos 30 m ² para libre actividad y con 8 bebés de entre 0-1 año dentro del ámbito de la educación infantil

 ¿Qué hago durante el periodo de adaptación? 

¿Lo empezamos así?

¡Con un buen trabajo podemos hacer que sea así!

Hablamos de un momento al que realmente no se le da la importancia que tiene. Es un momento delicado y en el debemos de tener en cuenta a los padres y madres, ya que son esenciales para lograr que el niño o niña se adapte de la mejor manera posible. 
Cuando el pequeño, empieza a formar parte de la Escuela Infantil, supone un cambio muy importante para todos: 
  • el peque sale de un mundo familiar dónde ocupa un rol definido, se relaciona basándose en unos códigos determinados dentro de un espacio seguro, conocido y protegido, el adulto con el que se va a encontrar es "nuevo" y, además, nos encontramos con la presencia de más niños.
  • las madres, padres o tutores tienen que aceptar la incorporación como algo natural (comprender también que en algunos casos es la primera vez que se separan). 
  • Y los educadores (grandes olvidados) están ante la situación de conocer al peque y a sus familias.
Es decir, entre todos, daremos la respuesta educativa apropiada con el fin de ayudar al niño o niña a encontrar la seguridad emocional.
En la planificación (antes, durante y después) de este periodo será fundamental partir del ritmo personal del niño. En ella debemos tener en cuenta:
. La visita al centro, importante que sea la familia en conjunto y que sea el propio educador el que la reciba para poder tratar así desde los planteamientos educativos, normas de funcionamiento, cuestiones administrativas, el conocimiento de la escuela (personal trabajando, materiales, aula...)
. La entrevista donde se realiza la primera toma de contacto, establecemos un clima de confianza y transmitimos tranquilidad a los padres además de recoger la mayor información posible sobre el niño o niña (recordamos que con esa edad todavía no hablan) como ritmos de sueño, de alimentación, relación con el entorno (movimiento, autonomía), experiencias sociales en relación a padres, adultos y otros niños,  hábitos y sin olvidarnos también de si hubiera alguna dificultad o necesidad del peque.